Con alma de trapo

Cuentan que las muñecas de trapo, hechas con algodón puro y rellenas con lana de oveja, provienen de una vieja tradición alemana del siglo XIX y principios del XX.
Muchas las creaban las madres en los largos meses del invierno europeo, con los materiales que tenían a mano: lana, botones y retazos de tela.
En ese período Alemania llegó a ser el principal fabricante de muñecas en el mundo. La tradición continúa, aunque hoy compiten con sus pares de factura industrial, muñecas que no tienen la calidez de las muñecas de tela.
Las muñecas de trapo están hechas con materiales nobles, agradables al tacto y a las sensaciones, por eso perduran. Son una buena compañía.
Maestros y especialistas coinciden en que los muñecos blandos permiten a los niños sensaciones táctiles que tienen que ver con lo maternal, lo más primitivo. Son acogedores, cálidos y permiten una comunicación más sensible.
Para mí son la herramienta perfecta para volcar toda mi creatividad y compartirla con todos los amantes de éste adorable mundo de las muñecas de trapo.

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Buenos Aires, Argentina
Adoro hacer muñecos de tela y osos de peluche de todos los estilos, en particular vintage y shabby chic.